Un mal necesario
El centro de Trujillo aglutina la mayor cantidad de “ferias de libro” que se caracterizan por ofrecer productos piratas.
Siempre nos han informado que la piratería es mala; pero, si facilita la educación, ¿será necesaria?
“En el colegio me piden bastantes obras en mi curso de lenguaje y no tengo para comprarme a cada rato libros originales”, cuenta Josefina Llanos Cruzado (15).
Esta estudiante de la institución educativa Hermanos Blanco comenta que de donde adquiere los libros piratas, que generalmente compra, es de las conocidísimas “ferias de libro” del centro de Trujillo, pues están ubicadas cerca de su colegio y el precio es muy cómodo y así puede adquirir todos los libros que le piden.
Estas “ferias de libro” han ido aumentando su popularidad gracias a que están abiertas todo el año, su bajo precio y la variedad de obras que ofrecen.
Diana Bonilla Cevallos, dueña de una de estos negocios, explica que no sólo venden libros piratas, también ofrecen textos originales en una menor cantidad, pero que casi siempre los tienen en oferta ya que todo lo que se vende allí debe ser asequible para los clientes.
Revela que todas las “ferias de libro” que atienden en Trujillo son de su familia. “Mi papá empezó a vender en la calle, luego nosotros, los hijos empezamos a ayudarle. El negocio creció y ahora cada uno de nosotros tenemos nuestro local y hasta los sobrinos están incursionando en la venta”, recordó.
Bonilla Cevallos comentó que los productos que más vende son, definitivamente, los libros piratas. Añadió que no cree que esté mal la venta de estos productos si se necesita y no se tiene dinero, sobre todo si es para estudiantes pues les brinda una ayuda en sus estudios.
Ellen López Acosta
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