sábado, 30 de junio de 2012



Vamos a la plaza


La Plaza de Armas de Trujillo es punto de referencia de la ciudad. Allí se encuentran, desde pintores, ambulantes, cantantes hasta predicadores. ¿Qué fue lo último que hiciste en ese parque?

Es común, aún en estos días en los que el tiempo suele esfumarse cada vez más rápido, hacer un alto y sentarse a descansar en una de las bancas de nuestra Plaza de Armas, corazón de Trujillo, que alberga a los más diversos personajes y donde puedes adquirir desde una golosina, hasta el más hermoso de los retratos.
Caminando sobre ese pavimento, que cada año se hunde más, probablemente te topes con varios ambulantes, quienes te ofrecerán amablemente sus productos o tratarán de casi obligarte a que se los compres; predicadores que te exhortarán para que cambies lo antes posible a fin de que salves tu vida; fotógrafos, novatos y experimentados; pintores, generalmente sumergidos en un mundo aparte; y hasta con una tuna que le canta a una simpática muchacha, pensando en esa enamorada ausente.
“Yo soy el fotógrafo más antiguo de la Plaza de Armas”, se presenta Carlos Rebaza Villacorta (35), quien lleva trabajando 17 años en el mismo lugar. “Soy el único que todavía conserva la cámara al minuto, pero he tenido que optar también por la de formato digital porque es lo que la gente prefiere”, cuenta mientras sonríe orgulloso. Luego, mira a los costados y me señala a uno de sus colegas. “El problema es que ahora hay mucha competencia, muchos que se hacen llamar fotógrafos cuando hace unos años vendían bizcochos, chupetes… como él, por ejemplo”, se desahoga y, tras suspirar unos segundos, critica: “Ellos no entienden que la fotografía es un arte”.
En efecto, diariamente llegan alrededor de 20 fotógrafos, todos ellos vistiendo un chaleco con la palabra “autorizado” en la espalda, lo que les permite trabajar sin tener problemas con serenazgo. Sin embargo, no superan en número a los vendedores ambulantes que, aun cuando su circulación en la Plaza de Armas no está permitida, proveen a los peatones de manzanas de dulce, canchita, llaveros, libros, lentes, golosinas o juguetes.
“Llevo trabajando acá tres años, pero antes he vendido en muchas plazas de armas de otras ciudades. Me gusta viajar”, cuenta Juan Ceclén Vilchez (34) con voz alta y ronca.  “Vengo aquí todas las tardes, pero los días más productivos son los domingos, cuando la plaza se llena de  gente”. Se despide educadamente y luego intercepta de forma brusca a la primera persona con la que se cruza para ofrecerle golosinas y llaveros.
Continúo paseando y observo escolares en grupos, jugando y riendo; parejas sentadas en bancas, conversando animadamente con los ojos fijos el uno del otro; ancianos descansando y niños corriendo, vigilados distraídamente por sus padres. Entonces una tuna se acerca a una de las parejas y empiezan a cantar con alegría y entusiasmo. Los jóvenes, al principio, ríen nerviosamente, pero luego se dejan contagiar por tal júbilo y terminan aplaudiendo a los estudiantes.
“Nosotros somos de la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo, de Huaraz. Esta es la tercera vez que venimos a Trujillo”, relatan mientras bromean entre ellos. El que parece ser el líder comenta que la Plaza de Armas se nota más ordenada y segura que hace algunos años. “Sólo esperamos que nos dejen tocar”, recalcan y empiezan a interpretar otro tema musical.
Sentado en una de las esquinas de la Plaza Mayor, Félix De la Cruz Lezama (50) observa todo en silencio, ajeno al trajín que se desarrolla diariamente cerca a él. La gente pasa sin fijarse en sus cuadros, quizás acostumbrada a verlos siempre en el mismo lugar. “Pinto desde 1984 y, aunque estudié en varios centros, aprendí más en la misma calle”, me responde tímidamente. “Aquí llevo trabajando 13 años. Algunos días gano bien, pero otros no saco ni para el pasaje (ríe). Es un negocio impredecible”. Don Félix, con sólo un lápiz carbón y una cartulina, puede dibujar pulcros retratos que después vende a 10 nuevos soles… un talento bastante abaratado.
A pesar de que el sol cae sobre el Monumento a La Libertad y se acerca la noche, a la Plaza de Armas sigue llegando gente de todas las edades, condiciones sociales, con diversos oficios y particularidades. Ellos esperan pasar un momento agradable, tranquilo, olvidarse de sí mismos un rato y admirar la noche trujillana.


Silvana Díaz Burgos

3 comentarios:

  1. Sique adelante Carlos, ya sabes que la capacitación, es el éxito en cualquier actividada laboral.

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  2. Exito en cualquier actividad profesional, es estar continuamente capacitándos, sigue Carlos.

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  3. El éxito en cualquier actividad profesional, es capacitarse en el día día, sigue así, Carlos.

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